martes, 16 de junio de 2015

Hestia, Diosa de la Arquitectura



En la mitología griega, Hestia es la diosa de la cocina, la arquitectura, el hogar, o, más apropiadamente, del fuego que da calor y vida a los hogares. Es una diosa pacífica. Su culto se asemejaba a la escita Tabiti, y su equivalente romana sería la diosa Vesta, aunque el culto romano a ésta difería bastante del de los griegos.

Era la hija primogénita de los titanes Crono y Rea, y la primera en ser devorada por su padre al nacer; por lo que fue la última expulsada del cuerpo de su padre cuando Zeus le entregó el vomitivo. Tras la guerra contra los Titanes, Hestia fue cortejada por Poseidón y por Apolo, pero juró sobre la cabeza de Zeus que permanecería siempre virgen, evitando así la primera disputa entre dioses olímpicos. El rey de los dioses le correspondió cediéndole la primera víctima de todos los sacrificios públicos y los lugares preeminentes de todas las casas.

Hestia era la primera a quien se le hacían las ofrendas en los banquetes, incluso antes que a Zeus. Se le solían sacrificar terneras de menos de un año, aludiendo a su virginidad.

Como diosa del hogar y la familia, Hestia apenas salía del Olimpo, y nunca se inmiscuía en las disputas de los dioses y los hombres, por lo que paradójicamente pocas veces aparece en los relatos mitológicos a pesar de ser una de las principales diosas de la religión griega y, posteriormente, romana.

Cuando Dionisos es admitido en el Olimpo, Hestia cede su puesto en el consejo de los doce dioses, mostrando otra vez su caracter pacífico. Dionisos fortaleció su categoría de dios olímpico y ella se dedicó por completo al cuidado del fuego sagrado del Olimpo.

Ovidio narra una escena en la que Príapo, borracho, había intentado violar a Hestia en una fiesta a la que habían acudido todos los dioses y tras la cual se habían quedado dormidos. El rebuzno delasno de Sileno despertó a la diosa justo cuando su agresor se abalanzaba sobre ella, dándole el tiempo suficiente para huir despavorida originando una situación bastante cómica. Sin embargo, es posible que esta historia sea una deformación latina posterior de una escena protagonizada por la ninfa Lotis.

La escena también cuenta que en lugar de ser Hestia quien escapaba, fue Príapo, ya que al despertar la diosa, le empezó a gritar y él huyó. Este hecho provocó que el asno fuese su animal favorito y en sus festividades, estos animales eran engalanados con guirnaldas.

En el diálogo Fedro, Platón describe como Zeus divide a todos los dioses, semidioses y criaturas divinas en escuadrones capitaneado por un dios olímpico. Sin embargo, solo once salen del Olimpo, quedándose el de Hestia en la morada de los dioses. Cuando Hestia cede su puesto a Dionisos, este escuadrón se une a los restantes.

Según los Himnos homéricos, la mansión de Hestia estaba ubicada en la parte más alta del Olimpo. Además, se muestra como Hestia, que aunque mantuvo un trato cordial con todos los dioses y siempre se mantuvo neutral en las disputas tanto divinas como humanas, mantenía una relación diferente con dos dioses. Sin duda, Hermes fue su sobrino favorito y quien, cuando éste permanecía en el Olimpo, pasaba mucho tiempo en casa de su tía contándole sus aventuras o las noticias que les ocurrían a dioses, semidioses o humanos. Además, tía y sobrino eran quienes organizaban los banquetes y se encargaban de reunir a los demás dioses. Por el contrario, Afrodita fue una diosa cuyo comportamiento siempre desaprobó y no hubo ninguna ocasión en que ésta pudiera convencer o engañar para que la virginal Hestia se permitiese un devaneo amoroso.

Hestia, en su trasunta romana Vesta, tiene un papel más destacado en otros mitos variantes a la fundación de Roma. Allí, Vesta intercede ante el rey Numitor para que no mate a su hija Ilía o Rea Silvia, ya embarazada de Rómulo y Remo. En estos mitos, el rey es llamado Tarquetio.

El hijo de Rómulo, Numa Pompilio, en agradecimiento a la diosa, instaura el culto a las vestales. Por lo tanto, Rea Silvia no podía ser una de ellas.

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